Retomando el tema del anterior artículo en el que os contábamos la selección de maderas para fabricar una buena guitarra española, hoy os contamos el paso a paso que seguimos en nuestro taller.
Fabricación de la guitarra española
Una guitarra no lleva ni un solo clavo y todas las piezas se unen utilizando cola. No todo tipo de pegamento vale para construir una guitarra. Diferentes colas se emplean para diferentes partes de guitarra en función de sus propiedades al secarse. Algunas colas conservan cierta elasticidad cuando se secan mientras otras se cristalizan y forman juntas más rígidas. Teniendo en cuenta que la madera es un material ‘vivo’ que interacciona con el medio ambiente en función de la temperatura y la humedad relativa, un pegamento más o menos flexible puede ser más conveniente en algunas partes de la guitarra y menos en otras. Este estratégico empleo de distintos tipos de pegamentos en la construcción de una guitarra de calidad tiene como el fin una vida más larga y una mejor vibración de la misma.
El siguiente paso es la elaboración a máquina. Las maderas se sacan de tablón y cada pieza se calibra a un grosor deseado. Posteriormente se juntan las piezas de la tapa, y el fondo. Se procede a la construcción del mango que lleva cinco piezas colocadas bajo una configuración específica para formar el zoque y el ángulo adecuado de la cabeza. Se trabaja el zoque hasta llevarlo a su forma final. Se coloca la ‘sobre-cabeza’, una lamina de palo santo que refuerza y embellece la cabeza de la guitarra.
Tras seleccionar y ‘hermanar’ la madera que dará forma a los aros y el fondo de la guitarra, los aros se remojan y posteriormente se ‘doman’ utilizado un hornillo calentado a más de 250º C, para darles esa forma curvada tan característica de una guitarra. Los aros ya domados se colocan en un molde durante un tiempo para que cojan su forma final. Se unen los dos aros pegando la ‘culata’ de cedro de Honduras en su parte inferior.
El siguiente paso es la preparación de la tapa y el fondo tras haber calibrado su grosor final. Se embute la roseta, que es un mosaico con miles de teselas hechas de maderas teñidas y configuradas de una forma particular para formar dibujos geométricos o figurativos. La creación de una roseta artesanal es un arte en sí.
Tras embutir el mosaico, se coloca el varetaje de pino abeto en el revés de la tapa armónica. La configuración del varetaje es un proceso muy particular para cada guitarrero ya que aparte de reforzar la tapa tiene una función acústica ayudando a ‘conducir’ las vibraciones dentro de la caja armónica produciendo un sonido característico.
Igualmente se prepara el fondo colocando las barras de cedro las cuales otorgan una forma ligeramente convexa a esta parte de la guitarra.
Se une la tapa con el mango previamente preparado, y se empieza a montar la guitarra embutiendo los aros y uniendo los aros con la tapa armónica mediante zoquetillos (pequeños triángulos de pino abeto) los cuales se pegan uno a uno en todo el perímetro interior. Se pegan los refuerzos de los aros y el fondo y, tras firmar y fechar la guitarra se coloca el fondo cerrando la caja armónica.
Con un gramil se saca una ranura, primero en el borde de la tapa y luego en el fondo para alojar las cenefas (tiras de palo santo con chapas de madera teñida que decoran los perfiles de la guitarra) estas se pegan y fijan atándolas con cuerda de un modo que permite una sujeción uniforme en todo el perímetro de la guitarra.
Una vez colocadas las cenefas, se pega el diapasón de ébano sobre el mango. En algunas guitarras el mango se refuerza además con una tira de ébano o fibra de carbono antes de colocar el diapasón en su sitio. Las cuerdas ejercen mucha presión sobre el mango de la guitarra y es de suma importancia que el mango quede derecho. Por eso, es muy importante seleccionar y cortar bien el cedro que utilizaremos para el mango.
Tras el pegue del diapasón, se termina la ‘pera’ o el ‘tacón’ de la guitarra y se da la forma final (en basto) al mango. Esto es fundamental para la comodidad del toque y muchas veces se ajusta a los deseos de la persona para cual se construye la guitarra en función del tamaño de sus manos y la forma de tocar.
Finalmente se repasa el diapasón, esto (entre otras cosas) determinará la altura de las cuerdas y facilitará una correcta afinación.
Posteriormente se hacen los cortes en el diapasón para alojar los trastes. Esto se tiene que hacer con mucha precisión para que la guitarra afine de forma idónea. Se liman los trastes para darles una forma idónea. La cuerda debe tener solo un punto de contacto con el traste al estar pisada, también limamos los trastes para darles una inclinación correcta para compensar por los diferentes grosores de cuerdas, así evitamos el ‘ceceo’ de la guitarra.
Tras todos estos pasos, se hace un lijado final utilizando una serie de lijas de grano fino. De esta manera conseguimos la forma final de la guitarra que ya se puede barnizar según que técnica elige el cliente.
Las guitarras de calidad se pueden barnizar a goma laca (un barniz natural), o con un barniz sintético. Este segundo es más duradero pero muchos guitarristas profesionales prefieren goma laca porque tiene una capa final muy fina, que según muchos, favorece el sonido. Ésta técnica es muy tradicional y requiere una mano muy especializada.
Tras el barnizado de la guitarra, se hace un repaso general, se pule el diapasón y se hacen las cejillas de arriba (cabeza) y de abajo (puente). Se instalan el clavijero mecánico o las clavijas de madera. Se ponen las cuerdas y se ajusta la altura de las mismas en función del tipo de guitarra. Las guitarras flamencas se ajustan de forma diferente a las guitarras clásicas; la altura de las cuerdas en un guitarra flamenca son mas pegadas al diapasón en busca de comodidad al tocar. La altura en las guitarras clásicas es mayor con el fin de obtener limpieza y claridad de las notas.
¡Finalmente, la guitarra se afina y está lista para tocar!
Todo lo anteriormente descrito requiere unos dos o tres meses de un trabajo altamente especializado por un artesano profesional. Se necesita mucha pasión y el amor del oficio para construir estas guitarras y todo el esfuerzo y sudor merecen la pena una vez escuchamos los primero acordes de este instrumento que tanto amamos.