Muchos de nosotros hemos tenido una guitarra entre las manos, hemos escuchado de cerca a un amigo o familiar tocarla, y me atrevo decir, que muchos tenemos algún recuerdo de esa mezcla de olor a madera y polvo que tantas guitarras, olvidadas en algún rincón de nuestras casas tienen…
Por otro lado, muy pocos nos planteamos lo que conlleva construir una guitarra española de forma artesanal, tal y como se construían por esta familia desde que Domingo Esteso estableció nuestro taller en 1915.
Unas de las preguntas mas comunes de los que visitan nuestro taller de guitarras de la calle Arrieta 4 (Madrid) suelen ser: ¿cuánto se tarda en construir una guitarra? ¿de que maderas de hacen y por qué?
La respuesta a cada una de estas preguntas suele ser muy sorprendente para la gran mayoría de curiosos que visitan nuestro taller. La formación de un luthier (constructor de guitarras) es un largo proceso que no acaba nunca. Para construir una guitarra española artesanal y de calidad se puede tardar al menos entre dos y tres meses de trabajo altamente especializado.
Las maderas de la guitarra española
El proceso de construcción de una guitarra española artesanal invariablemente comienza por la selección de la madera. Hay que resaltar la importancia de este paso ya que determinará la calidad del sonido y la estabilidad de la guitarra en el futuro. Las maderas empleadas en una guitarra de calidad siempre son macizas, y se seleccionan en función de su origen, valor estético y sobre todo su capacidad de vibrar de forma idónea.
El secado de la madera es otro punto muy importante. La madera se tiene que secar de forma natural entre diez y quince años, por lo menos, y en el caso de las guitarras de concierto, treinta años ó más. Hay quien diría que para construir una guitarra de calidad se tarda unos treinta años y tres meses teniendo en cuenta todo el tiempo que hay que esperar para que la materia prima alcance su estado óptimo para poder convertirse en una guitarra.
Para la tapa armónica utilizamos el pino abeto alemán (picea abies) proveniente de Europa central, por su densidad idónea, veta uniforme y cerrada y la consecuente vibración ideal. Alternativamente también, usamos el cedro rojo de Canadá (thuja plicata), especialmente para las guitarras clásicas. Selección de una buena tapa es extremadamente importante ya que casi el ochenta por ciento del sonido de una guitarra viene de las vibraciones de la tapa armónica.
Para los aros y el fondo, tradicionalmente se utiliza ciprés (cupressus sempervirens) para guitarras flamencas, o distintas variedades de palo santo como el palo santo de India (dalbergia latifolia), cocobolo (dalbergia retusa), el palo santo de Madagascar (dalbergia baronii).
Para el mango se utiliza el cedro de Honduras (cedrela odorata) y para el diapasón ébano (diospyros crassiflora hiern). El cedro de Honduras se usa por su fuerza y poco peso y el ébano principalmente por su característica fuerza y alta densidad que poseen muy pocas maderas. Así el mango aguanta la tremenda presión que ejercen las cuerdas sobre la guitarra.
En un próximo artículo, os contaremos el paso a paso de la construcción de una guitarra española en el taller de Felipe Conde.